Ya solo ver al Ministro de Transporte el pleno sábado de gloria en la isla de San Andrés reunido con los mandatarios del archipiélago y escuchar hablar de que la ocupación hotelera rondaba el 20% contra los 90 y 95% de años pasados, nos daba una idea de que la cosa en materia de turismo santo, no estaba bien en la región Caribe, duramente afectada por diversos factores que desencadenaron una ausencia de visitantes pocas veces vista en tiempos que no fueran de pandemia y confinamientos.
Estos días, tardicionalmente aprovechados por las familias colombianas y extranjeras para elegir destinos como Cartagena, San Andrés, Santa Marta o La Guajira para pasar su descanso, fue fatídica para el turismo regional, atacado por toda clase de fenómenos que configuraron la tormenta perfecta para que todo saliera mal y se dieran millonarias pérdidas.
Los gremios del turismo, entre ellos Anato (Asociación de Agencias de Viajes), encontraron que el cese intempestivo de operaciones de las aerolíneas Viva Air y Ultra Air pocos días antes de lo que siempre se ha considerado temporada alta de vacaciones en el Caribe, dio como nefsato resultado la casi soledad de los destinos más tradicionales.
San Andrés azotado por la pandemia de los elevados costos del turismo
Por este motivo el más afectado, con diferencia, fue el archipiélago de San Andrés y Providencia, arrasado por la falta de vuelos que llevaran turistas y, con la obvia imposibilidad de que arribaran por otros medios de transporte, sufrió los estragos de una temporada para el olvido.
San Andrés se ha visto afectada por las cargas impositivas que han desatado incontrolables crisis financieras en aerolíneas pequeñas, que han visto cómo se han disparado sus gastos de operacioón por la disparada de insumos como el combustible y el mismo pago del alquiler de los aviones que se tranzan en los dólares que cada vez cuestan más.
Por si fuera poco, el sector hotelero ha tenido que ajustar las tarifas a cifras impagables por la mayoría de los viajeros, ya que el IVA preferencial del 5% en los alojamientos volvió a la escandalosa cifra del 19%, lo que habría desincentivado los viajes.
Por más que los gremios del turismo en reiteradas ocasiones le han solicitado al gobierno que regrese ese estímulo, no ha sido posible que ello se haga una realidad y entonces no solo ha rebajado el número de turistas y la economía que mueve esta industria, sino que también se notará en el recaudo que por lógica habrá de disminuir porque no hay quien pague esos impuestos.
“La situación no fue positiva para el sector aéreo durante la Semana Santa. Esperábamos que las cifras fueran superiores a las proyectas desde inicio de año, pero lamentablemente, estas coyunturas causaron una contracción en el interés de viajar”, explicó Paula Cortés Calle, presidente ejecutiva de ANATO.
Y agregó: “si bien se tiene afectación del 30% de la cuota del mercado nacional, a causa de la no operación de dichas aerolíneas, se espera que se compense en algo con la dinámica del turismo internacional emisivo y receptivo, ofertado por las Agencias de Viajes”.
Sin lugar a dudas, los destinos más afectados fueron los más alejados de la región central como la Costa Caribe , especialmente San Andrés, que es uno de los lugares más importantes y favoritos para los colombianos.
“Seguimos insistiéndole al Gobierno Nacional en la eliminación del IVA en hoteles y servicios turísticos, y la reducción de este impuesto en los tiquetes aéreos. Igualmente, para brindarle un mayor apoyo a San Andrés, gran afectado de la temporada, pedimos hacer una concesión en el IVA al combustible para las aerolíneas. Estamos esperando algunos alivios de los que el Gobierno ha anunciado para recuperar el turismo en la isla y en toda la región”, dijo la dirigente gremial.
Cartagena, víctima de decisiones tomadas a destiempo
Pero al mismo tiempo, Cartagena fue otro de los grandes afectados porque al gobierno se le dio por reactivar abruptamente el cobro de los peajes de Marahuaco y Turbaco, desde el 1 de abril, lo cual desencadenó una oleada de protestas y bloqueos de vías en todo el norte de Bolívar, esptando a quienes posiblemente hubieran querido llegar por vía terrestre.
Empresarios cartageneros sostienen que si bien es cierto se necesita el pago de estos peajes, antes de tomar decisiones que podrían alterar el orden público y el estado de las cosas, es deber del gobierno someter a un consenso con las comunidades que protestan cuando se sienten perjudicdas.
En el caso del peaje de Turbaco, es particularmente elocuente ya que por esa vía ingresa todo el tráfico que viene del centro del país hacia Cartagena, por lo cual los bloqueos en zonas como la Cruz del Viso, Malagana y Marialabaja, afectaron crudamente el arribo de visitantes dispuestos a gozar de los encantos del Corralito de Piedra y por supuesto a gastar su dinero en la ciudad.
Otro de los aspectos que sigue afectando el turismo en Cartagena es la mala fama de ser una ciudad antipática con el turista, quien muchas veces es timado por los altos precios de los bienes y servicios que se ofrecen. No en vano periódicamente suelen hacerse virales quejas de turistas que pagan escandalosas sumas de dinero en las playas por servicios como carpas, alimentación, masajes, bebidas y otros.
En medio de todo la única ciudad que no se vio afectada gravemente fue Santa Marta, que terminó recibiendo gran parte de todo ese turismo nacional que se desplaza por carretera, proveniente de departamentos de la misma región Caribe y una parte del interior del país.
Sin embargo, en la ciudad de Bastidas la ocupación hotelera tampoco fue la esperada, debido a que muchas de las personas que llegaron a psar su descanso, lo hicieron alojados en apartamentos de alquiler y tratando de disminuir gastos en la medida de lo posible.