En un mundo laboral marcado por largas jornadas, estrés y la búsqueda constante de ascensos, el quiet ambition, o «ambición silenciosa», está emergiendo como una respuesta de las nuevas generaciones a un sistema que prioriza el reconocimiento público sobre el bienestar personal.
Este concepto, popularizado en 2023 por la revista Fortune, describe una forma de ambición menos visible pero más enfocada en el equilibrio entre la vida laboral y personal, así como en un crecimiento profesional sostenible.
En lugar de aspirar a roles de liderazgo tradicionales, quienes adoptan esta filosofía prefieren desempeñarse con excelencia en sus tareas sin sacrificar su salud mental ni su tiempo personal.
El movimiento se da en un contexto global donde las prioridades laborales están cambiando rápidamente. La pandemia de COVID-19 aceleró este cambio al poner en evidencia las deficiencias de los modelos laborales tradicionales y la necesidad de priorizar el bienestar emocional.
Según un estudio realizado por Deloitte en 2022, el 46% de los jóvenes afirmó que su salud mental era una preocupación constante, lo que ha llevado a muchos a replantear sus objetivos profesionales.
La nueva forma de ver el éxito
Este fenómeno no solo refleja una nueva manera de trabajar, sino también una crítica al modelo corporativo tradicional que muchas veces asocia el éxito con sacrificios personales extremos.
El quiet ambition no implica una falta de ambición, sino una redefinición de lo que significa tener éxito.
Según María Felisa Latorre Navarro, experta en psicología laboral, esta tendencia surge en un contexto donde «los jóvenes buscan hacer lo que realmente les motiva y dar más importancia a su bienestar».
En lugar de perseguir posiciones de liderazgo visibles, quienes adoptan esta filosofía prefieren trabajar de manera constante y efectiva mientras priorizan su salud mental y emocional.
Marta Martínez, una joven trabajadora entrevistada recientemente, lo resume así: «No quiero ser empleada del año; solo quiero vivir».
Este sentimiento refleja un desencanto generalizado con las exigencias del sistema laboral tradicional. En términos empresariales, el quiet ambition está obligando a las organizaciones a replantear sus estrategias de gestión del talento.
Gabriela Goyri, especialista en recursos humanos, señala que «es necesario capacitar y sensibilizar a todos los niveles para reconocer logros independientemente de su visibilidad».
Muchas empresas han comenzado a implementar políticas de flexibilidad laboral, como horarios reducidos y mayor autonomía para sus empleados.
Sin embargo, este cambio no está exento de retos. Los trabajadores con ambición silenciosa tienden a ser menos visibles dentro de estructuras jerárquicas tradicionales, lo que podría limitar su reconocimiento o avance profesional.
Desde una perspectiva económica, sectores como tecnología, servicios creativos y educación han sido los más receptivos al quiet ambition, debido a su capacidad para ofrecer mayor flexibilidad laboral.
En contraste, industrias más rígidas como finanzas o manufactura enfrentan mayores dificultades para adaptarse a esta nueva mentalidad.
Según un estudio realizado por Visier en 2023, solo el 4% de los jóvenes aspira a ocupar cargos ejecutivos debido al estrés asociado con estas posiciones, lo cual plantea preguntas sobre cómo las empresas podrán motivar y retener talento joven sin comprometer la productividad.
Colombia y el Caribe, también impactados
En Colombia, un país donde la informalidad laboral supera el 50% en algunas regiones, este fenómeno podría tener implicaciones significativas. Barranquilla y la región Caribe no son ajenas a estos cambios.
Con una economía basada en servicios e industria manufacturera, las empresas locales están comenzando a notar la necesidad de adaptarse para atraer talento joven.
La Cámara de Comercio de Barranquilla ha señalado la importancia de mejorar la productividad empresarial mediante programas como Fábricas de Productividad.
Sin embargo, integrar prácticas laborales alineadas con el quiet ambition requerirá cambios profundos en las dinámicas tradicionales del mercado laboral caribeño.
Sectores clave como turismo y comercio podrían beneficiarse enormemente al adoptar modelos laborales más flexibles que prioricen el bienestar de sus empleados. Esto no solo ayudaría a retener talento joven sino también a mejorar la calidad del trabajo en una región donde las oportunidades formales son limitadas.
La transformación hacia un modelo más humano y sostenible parece estar ganando terreno tanto en Colombia como en otras partes del mundo, impulsada por una generación que busca redefinir las reglas del juego laboral.