En el competitivo mercado de comidas rápidas en Colombia, una marca local ha logrado lo que parecía imposible: superar a un gigante global. Frisby, la cadena nacida en Pereira en 1977, domina el segmento del pollo frito, dejando atrás a Kentucky Fried Chicken (KFC), una de las marcas más reconocidas a nivel mundial.
A pesar de su famosa receta secreta y los millones de dólares que KFC invierte anualmente en mercadeo, la compañía estadounidense no ha logrado destronar a Frisby, que se ha convertido en sinónimo de pollo frito para los colombianos.
El ascenso de Frisby y su dominio del mercado
Desde sus inicios hace más de cuatro décadas, Frisby ha crecido hasta convertirse en un referente nacional. En 2023, la cadena alcanzó ingresos históricos de $1,08 billones, consolidándose como la empresa más rentable del sector de restaurantes en Colombia.
En contraste, KFC reportó ingresos de $500.023 millones, una cifra considerablemente menor que refleja su lucha por ganar terreno en un mercado donde Frisby lidera con una participación del 25%, frente al 7,2% de KFC.
El éxito de Frisby no es casualidad. Su fundadora, Liliana Restrepo, destacó en una entrevista que la clave ha sido «la innovación constante y la conexión emocional con los consumidores». Desde sus primeros días ofreciendo pollo apanado con arepa y miel, hasta su expansión a 264 puntos de venta en todo el país, Frisby ha sabido adaptarse a las necesidades y preferencias locales. Este enfoque le ha permitido establecerse como una marca profundamente arraigada en la cultura colombiana.
El desafío para KFC: competir con un líder local
KFC llegó a Colombia en 1992 con la promesa de replicar su éxito global. Sin embargo, más de tres décadas después, no ha logrado posicionarse como líder frente a Frisby.
Aunque cuenta con aproximadamente 150 locales en el país y su icónica receta secreta sigue siendo un atractivo para muchos consumidores, enfrenta varios obstáculos que limitan su crecimiento.
Expertos señalan que uno de los principales problemas de KFC es su falta de adaptación al mercado colombiano. «El consumidor colombiano valora mucho las experiencias locales», explica Julián Camilo Sandoval, analista gastronómico. «Frisby ha sabido interpretar esos gustos y ofrecer productos que conectan emocionalmente con las familias colombianas».
Por ejemplo, mientras KFC mantiene un menú estandarizado a nivel global, Frisby ofrece opciones como combos familiares más generosos y acompañamientos tradicionales como arepas y miel.
Las opiniones de los consumidores también reflejan esta preferencia por Frisby. En redes sociales y foros digitales, muchos destacan la consistencia del producto y la relación calidad-precio que ofrece la marca local.
«El pollo de Frisby siempre llega crocante y fresco», comenta un usuario frecuente. «Además, sus combos son perfectos para compartir en familia».
Por otro lado, aunque algunos elogian el sabor distintivo del pollo original de KFC, también mencionan problemas como porciones más pequeñas o inconsistencias en la calidad del producto. Estas diferencias han influido directamente en la percepción general del público y han permitido que Frisby mantenga una ventaja significativa.
Fechas clave: hitos que marcaron la diferencia
- 1977: Nace Frisby en Pereira como una pequeña pizzería que pronto diversificó su oferta hacia el pollo apanado.
- 1992: KFC llega a Colombia con grandes expectativas para replicar su éxito global.
- 2023: Frisby alcanza ingresos récord de $1,08 billones y lidera el mercado con una participación del 25%, mientras KFC se queda con el 7,2%.
Además del sabor y la calidad percibida por los consumidores, Frisby ha apostado por estrategias innovadoras para mantenerse relevante. La implementación de herramientas digitales como aplicaciones móviles y kioscos interactivos ha mejorado significativamente la experiencia del cliente.
Asimismo, su expansión constante le permite llegar a ciudades intermedias donde KFC aún no tiene presencia. «Frisby no solo vende pollo frito; vende tradición e identidad», afirma Sandoval.
Este enfoque le ha permitido diferenciarse incluso frente a marcas internacionales con presupuestos publicitarios mucho mayores. Mientras tanto, KFC continúa buscando formas de competir en este mercado dominado por un líder local que parece haber entendido mejor lo que buscan los colombianos al sentarse a disfrutar una buena porción de pollo frito.