En la más reciente saga del drama energético caribeño, el gobierno ha dado un paso brillante (bueno, lo intentan) interviniendo Air-e, la compañía que nos ha iluminado… con esperanzas perdidas.
Tras una actuación digna de un premio a la mejor comedia de enredos financieros, el Ministerio de Minas y Energía ha decidido entrar al rescate de Air-e, que ha acumulado una deuda que podría sostener una telenovela completa, superando los 8 billones de pesos. Parece que proporcionar un servicio tan… fugaz, cuesta de lo que pensábamos.
Carlos Diago, el nuevo superheroe de la saga eléctrica, ha tomado el rol de agente interventor. Diago ha prometido que los recursos fluirán como nunca lo ha hecho la electricidad en nuestros hogares.
Armado con un casco y una linterna, está determinado a cambiar el escenario, o al menos a que podamos ver el final de la temporada.
Recordemos que la historia de la energía en la Costa ha sido una mezcla de drama y comedia. Desde el colapso épico de Electricaribe, hemos sido espectadores de un guion repetitivo y, al parecer, interminable. Air-e llegó con promesas de mejora, pero terminó siendo una secuela que nadie pidió.
El gobernador del Atlántico, en una conferencia que casi necesitó generadores de emergencia, declaró que esta intervención podría ser el amanecer de una era. Los ciudadanos, mientras tanto, siguen manteniendo a las tiendas de velas en auge. “¡Que esta vez sí sea cierto!” expresó María Rodríguez, una residente que ya perdió la de las veces que reibió la misma promesa.
La Procuraduría, siempre alerta, ha prometido que esta vez vigilarán el proceso «como un halcón». Claro, porque sabemos que verán todo… a menos que se vaya la luz, claro está.
Mientras tanto, en un rincón iluminado de Barranquilla, algunos empresarios sugieren que quizás sea el momento de reinventar el modelo energético. ¿Paneles solares? ¿Energía eólica? Tal vez, pero mientras tanto seguimos confiando en la improvisación y el «a ver qué pasa».
Así, con un toque de humor y una pizca de resignación, los habitantes de Barranquilla, Santa Marta y Riohacha esperan que esta “intervención” no sea solo otra escena en la tragicomedia “Luz al Final Túnel”., después de todo, en la Costa Caribe, lo único seguro es que nos las arreglaremos para reírnos, aunque sea en la oscuridad.